MUESTRA 001
La muestra siguiente corresponde a los primeros 71 versos de la escena segunda del tercer acto del texto de Shakespeare y está organizada en dos columnas, para el fácil cotejo de los textos involucrados. La muestra comienza a los 43:13 minutos del vídeo íntegro del montaje referido y finaliza a los 46:11.
En la primera columna transcribo al pie de la letra el texto
usado en el montaje, que allí mismo se identifica como una "versión" y adaptación de la obra de Shakespeare por
Carlota Pérez-Reverte Mañas.
La segunda
columna contiene mi traducción. Cabe
señalar que el título de mi traducción era inédito en
lengua española hasta antes de este uso indebido de ella.
Esta muestra comprueba lo que señalo más allá de cualquier duda, en especial porque mi texto está escrito en verso rimado, lo cual imposibilita ocultar la copia que se hace del mismo, en tanto cualquier intento de disimulación (como los que se aprecian en otras muestras) resultaría en la eliminación del ritmo y las rimas; en otras palabras, plagiar disimuladamente un texto medido y rimado resulta prácticamente imposible, como esta muestra lo evidencia. Por otra parte, mi uso de verso rimado hace imposible alegar que esto es una coincidencia debida a que se trata de "versiones" de un mismo "original". A fin de sostener tal disparate, habría que creer en la intervención divina o sobrenatural.
Para facilitar la comparación y la evidencia, he coloreado
los textos como sigue:
-Los
textos en ROJO identifican las adaptaciones hechas al texto de Shakespeare y a
mi traducción, así como los textos añadidos al original, por Carlota Pérez-Reverte
Mañas.
-Los
textos en AZUL identifican tanto mi traducción como las transcripciones al pie
de la letra, o casi, de mi traducción, en la "versión" que se atribuye
Pérez-Reverte Mañas.
Las acotaciones y
nombres de personajes se han conservado en NEGRO.
Carlota Pérez-Reverte Mañas
La comedia de los enredos
LUCIANA
¿Qué ocurre? ¿Acaso olvidas de nuevo,
Antífolo, los deberes de marido?
¿En su primavera su amor ya está seco?
¿Su tallo que apenas brota, ya marchito?
Si desposaste a mi hermana por sus bienes,
por su bien dale más pruebas de ternura.
Si te seduce un cariño diferente,
disfraza la traición, que quede oculta;
que mi hermana no la advierta de sus ojos,
que tus labios no anuncien - deslealtad.
Finge ser amable, miente en dulces tonos,
que el vicio parezca ángel de bondad.
Arropa con seda las manchas del alma,
enseña al pecado los modales del justo.
Sé falso en secreto: ¿para qué informarla?
¿Qué bandido listo presume de hurtos?
Es doble ruindad traicionar su cama
y que lo confiese tu gesto en la mesa.
[comienzan textos omitidos]
[terminan textos omitidos]
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Vuestro nombre ignoro, bellísima dama,
y por qué portento conocéis el mío.
Dignos de una reina, vuestro ingenio y - gracia
superan lo humano, son casi divinos.
Aleccionad mi juicio, educadme el habla;
mostradle a mi mente (humilde, menuda,
hundida en errores, frágil, débil, llana)
el sentido oculto de vuestras argucias.
Pero ¿por qué buscáis que la verdad impecable
de mi alma se pierda en un mundo ignoto?
¿Sois una diosa? ¿Queréis transformarme?
Hacedlo pronto; a vuestros pies me postro.
Mas si yo soy yo, que no quepa duda:
no soy el esposo de una triste hermana,
en su lecho no contraje deuda alguna;
sois vos, nadie más, quien me arrebata.
No pidáis, sirena, con vuestras notas,
que me ahogue en el torrente de sus llantos;
cantad por vos, volverme loco, posad
vuestro cabello de oro sobre el mar plateado,
que yo haré la cama bajo las olas, y yaciendo
en sus hechizos, sentiré --- al morir
que llego a la gloria. [texto omitido]
[texto omitido]
LUCIANA
Pero ¿qué me dices? ¿Qué, te has vuelto loco?
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
No me he vuelto loco; tú me has enloquecido.
LUCIANA
Es un espejismo, tus ojos te engañan.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Es que tu luz los ciega, amor.
LUCIANA
[texto omitido]
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
[texto omitido]
LUCIANA
¿«Amor» tú me dices? Mi hermana es tu amor.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
La hermana de tu hermana.
LUCIANA
Pero no tenemos más hermanas.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
¡- No!
Tú eres lo mejor de mí: luz de mis ojos;
de lo hondo de mi alma lo más hondo;
ay, mi alimento, mi fortuna, mi dulce anhelo;
cielo en mi tierra, y mi ilusión del cielo.
LUCIANA
Todo eso es mi hermana ... o debiera serlo...
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Mi amor es tuyo, no puedo contenerlo.
Te amo, y pasaré la vida contigo.
Yo no tengo esposa; tú, ningún marido:
así que... dame la mano.
LUCIANA
Espera aquí. ¡Qué pasión!
Buscaré a mi hermana y su aprobación.
Sale.
Alfredo Michel Modenessi
La comedia de los enredos
LUCIANA
Pero, ¿acaso has olvidado por entero,
Antífolo, tus deberes de marido?
¿En su primavera tu amor ya está seco?
¿Su tallo que apenas brota, ya marchito?
Si desposaste a mi hermana por sus bienes,
por su bien dale más pruebas de ternura.
Si te seduce un cariño diferente,
disfraza la traición, que quede oculta;
que mi hermana no la advierta de tus ojos,
que tus labios no anuncien tu deslealtad.
Finge ser amable, miente en dulces tonos,
que el vicio parezca ángel de bondad.
Arropa con seda las manchas del alma,
enseña al pecado los modos del justo.
Sé falso en secreto: ¿para qué informarla?
¿Qué bandido tonto presume de hurtos?
Es doble ruindad traicionar tu cama
y que lo confiese tu gesto en la mesa.
El infiel prudente se ahorra una infamia;
si del mal blasona, duplica su deuda.
¡Ay de las mujeres! Basta con que un hombre
nos jure su amor: confiadas nacimos.
La mano aceptamos si otra el brazo os coge;
giramos en torno de vuestro dominio.
Así, pues, cuñado, regresa a tu alcoba,
alegra a mi hermana, dile «amada mía»:
bendito el pecado que hay en las lisonjas,
si un elogio dulce termina las riñas.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Ignoro tu nombre, bellísima dama,
y por qué portento conoces el mío.
Dignos de una reina, tu ingenio y tu gracia
superan lo humano, son casi divinos.
Mi juicio alecciona, edúcame el habla;
muéstrale a mi mente (humilde, menuda,
hundida en errores, frágil, débil, llana)
el sentido oculto que hay en tus argucias.
¿Por qué buscas que la verdad impecable
de mi alma se pierda en un mundo ignoto?
¿Eres una diosa? ¿Quieres transformarme?
Hazlo de una vez y a tus pies me postro.
Mas si yo soy yo, que no quepa duda:
no soy el esposo de tu triste hermana,
con su lecho no contraje deuda alguna;
eres tú, nadie más, quien me arrebata.
Ya no me pidas, sirena, con tus notas,
que me ahogue en el torrente de su llanto;
canta por ti, vuélveme loco, posa
tu cabello de oro sobre el mar plateado,
que haré mi cama en sus olas, y yaciendo
en tus hechizos, sentiré que al morir
llego a la gloria. Aunque Amor es ligero,
si ella naufraga, juntos se habrán de hundir.
LUCIANA
Pero ¿qué me dices? ¿Has perdido el juicio?
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
He hallado el amor; no sé cómo ha sido.
LUCIANA
Es un disparate que inventan tus ojos.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Si miro tu luz, sol esplendoroso.
LUCIANA
Mira donde debes y tu vista aclara.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Amor, eso es ver la noche cerrada.
LUCIANA
¿«Amor» tú me dices? Mi hermana es tu amor.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
La hermana de la tuya.
LUCIANA
La mía.
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
¡Que no!
Tú eres lo mejor de mí: luz de mis ojos;
de lo hondo de mi alma lo más hondo;
mi alimento, mi fortuna y dulce anhelo;
cielo en mi tierra, y mi ilusión del cielo.
LUCIANA
Todo eso es mi hermana ... o serlo debiera...
ANTÍFOLO DE SIRACUSA
Tú llámate hermana: mi amor se te entrega.
Te amo, y pasaré mi vida contigo.
Yo no tengo esposa; tú, ningún marido:
dame la mano.
LUCIANA
Mejor calla, señor.
Buscaré a mi hermana y su aprobación.
Sale.